Estudio cualitativo orientado a comprender las condiciones de vida de 37 adolescentes que intentaron suicidarse. Los hallazgos muestran que la pobreza, manifestada principalmente como privación material, precarizaba la vida cotidiana de los entrevistados, comprometiendo incluso sus necesidades básicas. Todos los entrevistados habían recibido atención médica, psicológica y/o psiquiátrica de forma ambulatoria o habían estado hospitalizados. La escuela desempeñó un papel positivo en la referencia de los adolescentes con conducta suicida a los servicios de salud; sin embargo, también representó un entorno de alto riesgo. Los hallazgos resaltan la urgente necesidad de implementar una estrategia intersectorial nacional como parte de una política pública integral dirigida a mejorar la salud de los adolescentes en México.
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